lunes, 5 de julio de 2010

Londres día 1 - 02 de Julio de 2010

Esta mañana ha sonado el despertador a las 4 de la mañana para recordarnos que nuestro tempranero vuelo a Londres salía a las 6:30. 


Así que tras quitarnos las legañas, dejar la casa en condiciones para la vuelta y recorrer unos cuantos kilómetros en coche nos hemos plantado en Barajas ligeramente pillados de tiempo.
Unas carreras, los tradicionales controles de seguridad y un poco de nervios han sido nuestros últimos compañeros en Madrid hasta coger el avión.


Y ya está, acababa de comenzar el viaje. Atrás quedaban meses de pequeños preparativos y nos esperaban los resultados, la experiencia real.


A las 7:45 hora de Londres con diez minutos de antelación sobre la hora prevista, nuestro avión tomaba tierra en Stansted un lugar donde en boca de nuestros compañeros de vuelo 'sólo se ve campo y ni una sola ciudad', allí apartados de la mano de Dios y con un sol que parecía darnos la bienvenida, pasamos con mayor o menor celeridad los trámites de inmigración y nos enfrentamos a nuestra primera prueba en territorio inglés, obtener billetes para Londres.  Prueba superada con éxito notable (si ya sé que esta era de las fáciles, pero hay que estar ahí con nervios y dudas incluidas)


Con el buen sabor de boca de un trabajo bien hecho, nos dirigimos a desayunar durante el tiempo que teníamos hasta la salida de nuestro autobús. Tras reparar fuerzas emprendimos de nuevo la marcha y gracias a un poco de suerte pudimos coger el bus 20 minutos antes, tiempo que nos  iba a hacer falta ya que hasta la estación victoria el tiempo aproximado del viaje era de 1h 45m, aunque largo el recorrido nos proporcionó, por otro lado, una aproximación muy interesante a la ciudad pasando de los tranquilos y singulares barrios de las afueras hasta las bulliciosas calles del centro. Viendo la variopinta jungla urbana de esta ciudad que incluye desde rabinos en tiendas kosher a millonarios kuwaitís conduciendo su bugatti veyron como si tal cosa, abarcando todo  el espectro de rangos sociales, credos y razas que uno pueda imaginar.
Otro pequeño detalle del paseo en autobús fueron las sensaciones que produce ver conducir al revés, para cualquier conductor experimentado ver como se toma una rotonda al contrario de lo que te pide el cuerpo es cuanto menos singular.


El caso es que por fin sobre las 11:00 de la mañana habíamos llegado a la estación Victoria y pisábamos por fin suelo Londinense. Antes que nada nuestro objetivo era deshacernos del engorro de las maletas y eso implicaba acercarnos hasta los apartamentos que habíamos reservado en la zona de South Kensington, así que enfilamos directos la estación de metro, cuyo hall a esas horas estaba abarrotado de turistas como nosotros, dispuestos a probar nuestras flamantes Oyster Cards. Resultó una experiencia agridulce ya que aunque las tarjetas son un gran invento y muy fáciles de utilizar, la inexperiencia nos granjeó algún momento incómodo. (Para quien no la haya usado nunca y pretenda hacerlo un solo consejo, cuando vayáis a acceder al transporte o a recargarla mantenerla apoyada suavemente sin moverla en las superficies de lectura os ahorrareis quebraderos de cabeza) 


Sin más novedades, cogimos en metro hasta la estación de Gloucester Road y desde allí con sólo algún problema menor de orientación y un ligero paseo llegamos a los apartamentos Aston.


Las habitaciones resultaron relativamente pequeñas pero acogedoras. Entre los valores positivos del alojamiento destacan la comodidad de las camas y un ambiente muy tranquilo que permite descansar a pierna suelta. Como punto negativo destacaría el baño que a todas luces resulta pequeño e incomodo.




 Una vez instalados decidimos hacer algo de compra pensando sobre todo en los desayunos. Esto nos permitió conocer la cadena Tesco express, pequeños supermercados abiertos las 24 horas.


Tras la compra de comida empezamos realmente nuestra visita a la ciudad, así que porque no continuar de compras visitando Harrods. 


Para aquellos que no habían estado antes fue  una experiencia singular y es que resulta realmente asombroso el  nivel a al detalle y la sofisticación de sus gamas de productos desde su increíble sección de comestibles hasta la sección de bolsos. 


Saciada nuestra vena consumista abandonamos  los grandes almacenes y nos dirigimos rumbo al palacio de Buckingham. Ya cerca del palacio decidimos pararnos a comer y a recargar un poco de energía. Más por suerte que por talento y tras un larga caminata nos decidimos por el Bumbles Restaurant. 


La decisión fue un rotundo éxito, comimos de menú por un precio básico (sin incluir servicio ni bebidas) de 10 libras que incluía un tradicional plato de fish & chips del que disfrute mucho.


Cargados de nueva energía, abandonamos el restaurante para dirigirnos al palacio. Solo un ligero paseo para plantarnos ante la casa de su majestad Isabel II. 


El edificio clara réplica de Versalles como otros palacios europeos, no llama tanto la atención como sus particulares guardias. Ejercimos un rato de típicos turistas realizamos nuestra fotos en la plaza frente a la entrada y continuamos nuestro paseo hasta el próximo objetivo.




Bajamos a Westminster atravesando los parques que rodean el palacio. El gentío era considerable entre turistas y locales, pero era pobre comprado con la cantidad de aves que habían hecho del pequeño espacio verde su cuartel general. 




Al salir del remanso de paz que suponía el parque  chocamos con el ambiente y ajetreo  que emanaba de toda la zona circundante al parlamento y a su famoso reloj el Big Ben. 




Estar frente a un icono que conoces desde hace mucho tiempo pero nunca habías podido contemplarlo de cerca con tus propios ojos suele ser una experiencia altamente gratificante y en este caso la enorme torre de reloj símbolo inequívoco de Londres no decepciono. 






Con esa ilusión cumplimos con las fotos de rigor y, prometiéndonos una nueva visita, cogimos el metro para poder acercarnos al museo británico. Posiblemente el mejor museo arqueológico del mundo.





Aunque se trata de una  verdadera joya, el largo día había mermado nuestras fuerzas, así que realizamos una visita corta y vimos sólo un poco de las excelentes colecciones que el museo posee.






 Centrándonos tan sólo en  las piezas clave cómo la piedra de Roseta o los frisos del Partenón. Tras la visita relámpago tomamos un respiro en los exteriores del museo. A esas alturas de la jornada las caras de cansancio eran más que evidentes, pero aún había que regresar al apartamento.


Así que la mejor manera que encontramos fue continuar por Oxford Street, un rato andando para poder ver el Soho y algunas de las muchas tiendas de moda que flanquean la calle y después en autobús a fin de no acabar con las pocas fuerzas que nos quedaban, mientras seguíamos ojeando el fluir de la ciudad. Al ser viernes por la tarde no pudimos evitar encontrarnos metidos en medio de la aglomeración que en Oxford Circus alcanzaba su punto álgido. Aún con todo considero que fue una experiencia reveladora del verdadero bullicio de una gran urbe como es Londres y creo que me acordaré por mucho tiempo de las increíbles escenas de tráfico que se producían entre los taxis-bicicleta, los autobuses y el resto de tráfico rodado.





De vuelta en el apartamento pudimos tomar un merecido descanso hasta la hora de la cena, ya que a pesar de todo lo acumulado nos podían las ganas de seguir viendo cosas.
Nuestra salida nocturna se enfocó a Picadilly, donde nos pudimos encontrar con los famosos anuncios de neón, la estatua de eros y sobre todo la gran cantidad de gente joven que establece en esta plaza su principal referencia para salir. Creo que no tengo fotos donde se vean claramente esas tropas de adolescentes a la búsqueda de la diversión que promete el fin de semana.



Paseando un poco por los alrededores dimos con el barrio chino y se decidió que podía ser un buen sitio para cenar, mi hermano se decantaría por un pequeño restaurante oriental galardonado con una estrella Michelin, donde pudimos disfrutar de una fantástica cena. 






Con eso dimos por concluido el día y nos retiramos al apartamento pensado que a la mañana siguiente nos espera mucho más.

4 comentarios:

  1. Bravo por vosotros!

    Un blog con información útil es algo fenomenal, pero la parte emotiva no puede faltar. Y aquí la tenemos. Bonita crónica y bonitas fotos.

    Un beso para tu madre, para tu padre, para Javi y para esa chica tan guapa que le abraza.

    Y un pedazo de abrazo para ti, men. Eres el mejor -del Mundo, no de la familia-.

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